"El frío estremece los pies descubiertos en la pálida noche de luna llena, el monte aguarda en silencio los bufidos del hocicudo y las tenues brazas de coronilla humean en la oscuridad. El cazador se despierta y sus ojos se vuelven cautivos de la noche, oscuridad que no es alcanzada por la falsa luz que desprende la luna; entonces, se sienta sobre la dura tierra y estira sus piernas, observa a sus dogos que duermen suspirando, como si supieran lo que iría a acontecer cuando amanezca, los lejanos bufidos del hocicudo se acercan en la oscuridad del matorral y todos saben que la batalla está por comenzar..."
En mi parecer, con poca experiencia y mucha lectura respecto a la temática titulada, la cacería más eficaz en cuanto a satisfacción propia y el sentir esa adrenalina que fluye por las venas cuando estamos frente a frente con un enorme jabalí, solo se obtiene en compañía de buenos canes, perros capaces de olfatear a grandes distancias, seguir rastros, perseguir la presa con persistencia y dar con ella, sujetarla y aguardar a su amo, quién da la estocada final por detrás de la dura paleta del animal. Debe ser un perro fuerte, acompañado por uno ágil y veloz, quien sigue los pasos de un "cuzco" que cumple la función de enojar al jabalí mientras lo demás van llegando a la escena.
Me fascina la cacería a perro y a cuchillo, es demasiado sentir para expresar eso en palabras escritas, ni las fotos, ni videos, ni nada parecido se asemeja a sentirlo, es algo indescriptible, hay que vivirlo. Por esa razón quiero escribir este pequeño artículo.
En dos días iremos a levantar a dos cachorros, no son cachorros comunes, son de la raza, a mi parecer, mas completa del mundo, expresado por los críticos e integrantes de diferentes jurados de pedrigree, hablo del Dogo Argentino. Es impactante estar al lado de canes de esta raza, te impresionan con su presencia, su físico atleta y su mirada profunda, pero una de las cosas que mas me impacta es su coraje, como tiene la fuerza y valentía para enfrentar a una bestia dos hasta tres veces mas grandes que él, pero lo hace, y por eso considero que es una de las razas esenciales en la cacería a perro y a cuchillo.
Dejando de lado un poco la figura del can, quiero referirme a la actuación del cuchillo, como escribí en una nota anterior, el cuchillo debe cumplir con ciertas características, características que le dan esa elegancia y eficacia mortal, su punta, su filo, su cabo, su peso y su largo, un cuchillo de rematador debe ser bueno, muy bueno. Por eso es algo que lleva tiempo realizar.
Hace un mes mas o menos, pensé en hacer un cuchillo de ese porte, prolijo pero fuerte, y tras muchísimas horas de trabajo, conseguí este ejemplar:
